Ernesto vivía en blanco y negro. En realidad, estaba rodeado de colores, pero él no los veía Ni él ni nadie a su alrededor los veía. Todo lo que llegaba a sus ojos era blanco, gris o negro.
Un caballo no era alzan, castaño o tordillo, sino gris, de alguna variedad de gris. Había gatos, perros y todo tipo de animales blancos, negro o grises, pero ninguno azul, marrón, amarillo verde. Un tigre era gris y negro, como una cebra. Igual una jirafa o un leopardo.
Un guacamayo era una mezcla de gris claro y gris oscuro. Las flores y las frutas no eran amarillas, verdes, naranjas o rojas. Todo eran grises, como grises eran los arboles, los edificas, los alimentos y las personas. El cielo era gis claro y las nubes blancas, como sabanas recién lavadas con detergente. Ernesto creció en ese mundo descolorido. Pero no le molestaba, porque no conocía los colores, no sabía que existían. A su alrededor, muy pocos los habían visto y quienes decían conocerlos o siquiera haberlo soñado eran tildados de locos o de alborotadores.
Los padres de Ernesto tampoco veían los colores. Una vez, cuando se conocieron, notaron ciertas tonalidades pastel en los objetos que los rodeaban. Pero, apenas los percibieron, cerraron los ojos asustados. Cuando los abrieron de nuevo, todo había regresado a la desbrida monotonía del gris.
En resumen, Ernesto trabajaba en una cocina gris vivía en un apartamento gris, de una ciudad gris, de un país también gris. Sus muebles eran grises, la comida era gris y hasta la música que oía sonaba gris. Y ojo: no es que el gris, el blanco o el negro sean feos, es que cuando solo los ves a ellos te aburres. Te aburres y le pierdes el gusto a la vida.
El gran sabor que tiene la vida nos lo dan los millones de colores, sabores, olores, texturas y sonidos que hay. Imagínate que todos los animales sonaran igual: que los gatos hicieran miau, los perros miau y los elefantes y las ballenas miau. O que la única voz que les oyeras fuera miau. ¿Verdad que no te gustaría?
Donde vivía Ernesto había sabores, olores, texturas y sonidos pero no colores. Ernesto se movía entre grises y creía que no había nada más allá de las tonalidades que surgen al combinar el negro con el blanco.
Un día tan gris como cualquier otro, Ernesto salió para su oficina, vestía de gris, como siempre y la mañanera gris como cualquier mañana. Pero, de repente todo cambio.
Como si en medio de la oscuridad hubiesen encendido una luz o el hubiese pasado una dimensión a otra, Ernesto se encontró en un mudo diferente, bueno no diferente. En el mismo, pero rociado de colores. A fuente de ese cambio era una mujer llamada Laura, por donde ella pasaba los grises parecían retirarse a la carrera y dar paso a un maremoto de colores. Vista de lejos, parecía una cometa que acarrea un arco iris. Laura llevaba una blusa azul y una falda verde. Ernesto la vio entrar en una floristería y fue tras ella. Imposible no hacerlo. Jamás había visto nada ni nadie similar. ….
Un caballo no era alzan, castaño o tordillo, sino gris, de alguna variedad de gris. Había gatos, perros y todo tipo de animales blancos, negro o grises, pero ninguno azul, marrón, amarillo verde. Un tigre era gris y negro, como una cebra. Igual una jirafa o un leopardo.
Los padres de Ernesto tampoco veían los colores. Una vez, cuando se conocieron, notaron ciertas tonalidades pastel en los objetos que los rodeaban. Pero, apenas los percibieron, cerraron los ojos asustados. Cuando los abrieron de nuevo, todo había regresado a la desbrida monotonía del gris.
En resumen, Ernesto trabajaba en una cocina gris vivía en un apartamento gris, de una ciudad gris, de un país también gris. Sus muebles eran grises, la comida era gris y hasta la música que oía sonaba gris. Y ojo: no es que el gris, el blanco o el negro sean feos, es que cuando solo los ves a ellos te aburres. Te aburres y le pierdes el gusto a la vida.
El gran sabor que tiene la vida nos lo dan los millones de colores, sabores, olores, texturas y sonidos que hay. Imagínate que todos los animales sonaran igual: que los gatos hicieran miau, los perros miau y los elefantes y las ballenas miau. O que la única voz que les oyeras fuera miau. ¿Verdad que no te gustaría?
Un día tan gris como cualquier otro, Ernesto salió para su oficina, vestía de gris, como siempre y la mañanera gris como cualquier mañana. Pero, de repente todo cambio.
Como si en medio de la oscuridad hubiesen encendido una luz o el hubiese pasado una dimensión a otra, Ernesto se encontró en un mudo diferente, bueno no diferente. En el mismo, pero rociado de colores. A fuente de ese cambio era una mujer llamada Laura, por donde ella pasaba los grises parecían retirarse a la carrera y dar paso a un maremoto de colores. Vista de lejos, parecía una cometa que acarrea un arco iris. Laura llevaba una blusa azul y una falda verde. Ernesto la vio entrar en una floristería y fue tras ella. Imposible no hacerlo. Jamás había visto nada ni nadie similar. ….
….. Al final un mundo de colores inundo sus ojos….
Seguro que le encanta y que aunque ahora no os veais mucho y no podais compartir muchas cosas juntas,ella se sentira orgullosa de tenerte como amiga,y recordara todos esos momentos que habeis vivido y todos aquellos que aun os quedara por vivir!
ResponderEliminarEn estos momentos es cuando las personas nos damos cuenta de quien importa y de quien no importa en nuestras vidas.
Sigue queriendo y apreciando tanto a tus amigos y familiares por que se nota el interior tan preciado que tienes.
No cambies nunca (L)
Como todo amor cndo se vaya Laura volvera a brillar el sol, + todavia
ResponderEliminarRecibir un regalo de alguie querida es lo mas bonito que nos pueden ofrecer. Viví tambien esa experiencia, me regalaron un relato maravilloso, luego descrubri que no fue escrito para mi como me dijeron, pero aun asi me parecio increible que alguien se moleste en escribir por y para nosotros, dedicandonos lo mas valioso que tenemos, nuestro tiempo.
ResponderEliminarUn beso
... ...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazon
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesia ...
AFECTUOSAMENTE
LA VERDADERA BELLEZA ESTA EN EL INTERIOR
jose
ramon...
Me encanta ese detalle que has tenido con tu amiga, demuestra que eres una persona con mucha sensibilidad, y que valoras la amistad. Hermoso regalo!!! Un abrazo inmenso.
ResponderEliminarXis!!!
ResponderEliminarJopeee como te dije leí tu entrada. Justo en uno de esos momentos grises grises grises, tenía tremendas ganas de escribirte pero no sabía que decirte. En cuanto lo leí lo único que quise es poder darte un abrazo, darte las gracias por estar siempre ahí a pesar de todo y sobretodo que te aprecio muchísimo. Sabes que eres de las poquitas personas a las que me abro completamente, ¿por qué será? Tal vez por eso que tu dices...por esa luz que me transmites cada vez que estoy contigo, tal vez porque me siento en gran confianza para contarte hasta mis más intimos pensamientos y porque simplemente eres TÚ.
No me queda más que agradecerte no sólamente que me cuentes esta genial historia en una entrada dedicada a mi; sino que pese a todo lo que dices...nuestras vidas diferentes, nuestros horarios, nuestros problemillas, y aunque a penas nos veamos....SIEMPRE ESTÁS AL MENOS EN MI MENTE Y MI CORAZÓN.
MIL GRACIAS POR SER COMO ERES
MIL GRACIAS POR MANTENER NUESTRA AMISTAD
MIL GRACIAS POR EXISTIR
TE QUIERO MUCHO, lo sabes y te lo digo de corazón.
Patri